Inseguridad
El 26 de noviembre del 2023, en Trujillo, se llevó a cabo se llevó en la ciudad de Trujillo, el segundo encuentro con ciudadanos del proyecto Diálogos por el Perú, sobre el tema Inseguridad.
RELATORÍA
RESUMEN
El 26 de noviembre del 2023, se llevó a cabo, en el distrito de Alto Trujillo, el segundo encuentro con ciudadanos del proyecto Diálogos por el Perú, sobre el tema Inseguridad. Los convocados, una cincuentena de personas, eran todos ronderos urbanos de la zona, organizados para defender a los vecinos de los homicidios, robos, extorsiones y otros delitos. En la sesión, los participantes contaron sus padecimientos con el crimen, brindaron testimonios sobre la indiferencia de la policía, y señalaron a la autodefensa como el mecanismo más confiable para afrontar la situación. Fue un grupo representativo de una población agobiada por la delincuencia, sin apoyo instituciones estatales, y obligada a protegerse por sí misma. Proponen salidas drásticas. Expresaron que la presencia de los militares en sus calles sería preferible a tener una policía inoperante. Aunque mostraron desafección hacia el Estado, al mismo tiempo requieren de las autoridades una coordinación estrecha con sus dirigentes comunales.
EL CRIMEN EN TRUJILLO
Aunque La Libertad no es un departamento que figura entre los de mayor incidencia delictiva en el país, sí es uno de los principales escenarios del crimen organizado, de la extorsión y de los homicidios a causa del sicariato. En los últimos meses de 2023 los homicidios en Trujillo se han incrementado en forma alarmante. En 2017 la tasa de víctimas por calificación preliminar de sicariato en El Porvenir, uno de los distritos de la ciudad, fue la más alta del Perú (3.1%), de acuerdo con el INEI.
El Alto Trujillo, a su vez, es uno de los distritos más castigados por la delincuencia. Tiene unos cien mil habitantes y 25 barrios, una sola comisaría con veinte policías. Aunque es distrito aun no puede elegir alcalde porque sus habitantes deben cambiar su DNI para figurar como residentes del lugar, un proceso que viene demorando demasiado. En la zona se han extendido los préstamos “gota a gota”, otorgados por migrantes venezolanos y colombianos, que terminan convirtiéndose en deudas impagables. Muchas veces son saldados con la muerte del deudor. Los secuestros al paso o “express” también son comunes, así como el robo y la extorsión a los negocios de la zona. La detonación de explosivos en las casas es un mecanismo de presión de los delincuentes para exigir dinero.
Las zonas más alejadas del Alto Trujillo han servido para esconder a empresarios secuestrados por la banda Los Pulpos de El Porvenir. Ocurrió con Alejandra Arrascue, la dueña de Tiendas Tía, quien que fue liberada a balazos. Manuel Rodríguez Cruzado, padre del ex alcalde de Julcán, murió en cautiverio y fue enterrado en una casa en construcción por los criminales. Iván Díaz Garrido, un prestamista secuestrado por falsos policías de su propio negocio en la avenida Perú, a plena luz del día, fue liberado luego de 11 días con los dedos y las orejas cercenadas. También estuvo en Alto Trujillo.
Cualquier poblador de Alto Trujillo puede ser extorsionado. La tienda más modesta debe pagar un cupo, así como cualquier trabajo remunerado, aunque sea en el Estado. Si alguien tiene un terreno o una casa de más de un piso, puede ser víctima de una extorsión. La policía es inoperante. Esta situación abrió paso a la constitución de rondas urbanas como única alternativa de protección en el distrito. Esta ronda tiene actualmente como presidente distrital del Alto Trujillo, a Juan Aredo Alfaro.
Alto Trujillo tiene la base rondera más grande de la región, con 1,500 personas, de un total de tres mil a nivel de toda La Libertad. La organización es una fusión entre la modalidad de rondas campesinas, que es una organización comunal autónoma surgida en las zonas rurales, y que tiene legislación propia, y ronda urbana, que no tiene un marco legal. De todos modos, las rondas de Alto Trujillo actúan al menor aviso de los vecinos, sin uso de armas de fuego y premunidos de una “binza”, especie de látigo hecho con los genitales trenzados del toro. La binza sirve para defenderse y castigar a los delincuentes.
Pobladora de Alto Trujillo recibe la binza de manos de uno de los dirigentes de las rondas urbanas.
CONVOCATORIA A LOS CIUDADANOS
Para efectos de organizar un encuentro con pobladores de Trujillo afectados por la violencia delincuencial, el proyecto Diálogos por el Perú se entrevistó con varios círculos ciudadanos de La Libertad. Finalmente, los dirigentes ronderos de Alto Trujillo ofrecieron apoyo para organizar una reunión en uno de los locales disponibles del distrito. Antes hubo una selección de los participantes, para promover la asistencia de quienes quisieran hablar abiertamente y tuvieran disponer del espacio de tiempo requerido. En la selección se admitió a personas que accedieron a brindar testimonios con la condición de que su rostro permaneciera oculto durante una entrevista.
El proyecto consideró que el diálogo con los ronderos de Alto Trujillo era representativo de un sector social que se siente desprotegido por las autoridades del Estado, especialmente por la policía, y que diariamente debe protegerse contra el crimen. Son ciudadanos que ya han pasado de la actitud pasiva de esconderse o huir del lugar donde vive, a participar en acciones de autodefensa coordinadas por sus dirigentes. Las coordinaciones previas las realizó el periodista Paul Acevedo, del grupo Investiga. La reunión fue fijada para las dos de la tarde del domingo 26 de noviembre en un local de la plaza de Alto Trujillo.
LA METODOLOGÍA
Bajo la dirección del comunicador y director de teatro Alejandro Guzmán, el proyecto organizó una sesión con tres objetivos:
- Que los presentes compartan sus experiencias sobre la inseguridad, narrando sus testimonios y expresando sus sentimientos.
- Que planteen sus aspiraciones personales y familiares en relación a los problemas de inseguridad que les afectan.
- Que formulen propuestas que puedan ser recogidas por el equipo del proyecto, a fin de mapear los consensos y los disensos. Los resultados sirven de insumo y sensibilización para fases posteriores de los debates, en otros niveles.
Para lograr estos objetivos el director del debate entre ciudadanos utilizó algunas de las herramientas del teatro documental y teatro comunitario. Estos recursos han demostrado ser útiles para desarrollar espacios de recreación de la problemática de una comunidad y la narración de historias donde los participantes cuentan sus propias experiencias.
DESARROLLO DE LA SESIÓN
La reunión se llevó a cabo en un local comercial de Alto Trujillo, diseñado para reuniones sociales, de propiedad de uno de los dirigentes de las rondas. Esto facilitó las cosas porque se trataba de un anfitrión confiable y de una sede que los invitados conocían. Asistieron unas cincuenta personas, al menos la mitad mujeres. Cuando todos estuvieron sentados, el director de la sesión, Alejandro Guzmán, invitó a los presentes a presentarse. Los ronderos lo hicieron, dando su nombre en algunos casos, en otros su nombre y barrio al que pertenecían. Al menos la mitad de los participantes eran mujeres. Luego de las presentaciones, el director invitó a los participantes a dibujar, en una hoja en blanco que había sido distribuida a cada uno, algún acontecimiento que haya presenciado o vivido respecto de la delincuencia. Los participantes lo hicieron de buen grado, y, conforme iban terminando, explicaron lo que habían dibujado a los presentes.
Las narraciones reflejaban al inclemente acoso que estaban sufriendo por parte de delincuentes peruanos y extranjeros. Los incidentes podían ser asaltos en la calle, la expresión más simple de agresión, pero la forma delictiva más común referida era la extorsión, para la cual los delincuentes habían obtenido información previa acerca de los miembros de la familia de la víctima: quienes eran qué hacían, cuáles eran sus movimientos. Una vez que la víctima recibía el mensaje de la cantidad que debía pagar, se abría un tenso período en el cual debía decidir si debía acceder a lo requerido, o buscar alguna forma de negociación con los agresores. En ese lapso la casa de una persona extorsionada podía ser dañada mediante un explosivo. En una situación extrema, un extorsionado indócil puede perder la vida. No hubo referencia a ningún caso en el que dar parte a la policía hubiera resultado una experiencia positiva.
Posteriormente el director les pidió a los presentes que ubicara, en un imaginario mapa de la ciudad de Trujillo trazado sobre el piso, el lugar donde había sufrido la agresión. Allí, como referencia, eran dejados los papeles dibujados. La mayoría de eventos habían ocurrido en los distintos barrios de Alto Trujillo y en una barriada del balneario de Huanchaco. Luego contribuyeron a trazar una línea de tiempo de los eventos, para saber en qué año hubo mayor incidencia de los mismos.
En una etapa posterior el director quiso saber qué propuestas tenían para contrarrestar la ola delictiva que estaban padeciendo. Uno a uno, los interesados en intervenir se levantaron de sus asientos y pasaron al frente. Fueron intervenciones rápidas y muy puntuales. Así como en la fase anterior las agresiones narradas eran muy diversas y suscitaban lo cualidad, en el asunto de las soluciones los participantes demostraron bastante claridad en el camino que debían seguir para afrontar la situación: organizarse, confiar en sí mismos y no en la policía, y luego buscar mecanismos de coordinación y apoyo con las autoridades. Más adelante esto será mejor precisado.
En la parte final los participantes intercambiaron animadamente puntos de vista sobre si las rondas urbanas del Alto Trujillo debían emplear o no armas de fuego. Al final, como se explica más adelante, convinieron en una posición intermedia, considerando que extender la medida podría ser peligroso para la comunidad.
SENTIMIENTOS EXPRESADOS
Los participantes expresaron estados de ánimo muy marcados a consecuencia de la situación en que viven:
Impotencia
Es la sensación más común: la de no poder hacer nada ante la situación descrita. Aunque el grupo estuvo compuesto por personas que ya habían tomado la decisión de defenderse actuando dentro de una organización comunal, el sentimiento de impotencia estuvo presente en todo momento de la reunión.
Temor
Fue expresado vivamente por muchos participantes. Temor por los hijos indefensos, por la propia seguridad cuando se transita por las calles abandonadas, temor por la forma en la que será extorsionado si demuestra que obtuvo algún dinero extra. Los participantes viven en una comunidad que esconde cualquier signo de prosperidad para que no se le exija dinero.
Desafección respecto de la policía y el Estado
Es un sentimiento asociado al reclamo que se hace a las autoridades, especialmente a la policía, porque no son defendidos ante la delincuencia. El reclamo se da incluso cuando los propios pobladores ponen a los criminales en sus manos.
Deseos de trabajar conjuntamente con las autoridades
Sin embargo, al sentimiento de desafección con el Estado no es total ni cancelatorio. Los participantes comparten el sentimiento de que deben ser acompañados. Si no por la policía, por el Ejército (unanimidad, salvo el voto en contra de un dirigente). Y fue expresado también el deseo de trabajar codo a codo con las autoridades en los asuntos de seguridad, sentimiento que queda como una expectativa de lejana realización.
Deseos de participar en su autodefensa
Es muy claro un sentimiento de determinación, de asunción de la responsabilidad de defenderse en el marco de una organización autónoma.
EXPERIENCIAS COMPARTIDAS
Todos los participantes del diálogo habían sufrido en carne propia, sea personalmente o a través de alguien de su familia, algún daño como producto de la delincuencia. Había dirigentes que antes de serlo tuvieron que decidir si enfrentar o no a las extorsiones. Luego de tomar una posición negativa comprendieron que debía haber una acción colectiva, que sería tanto de rechazo como de protección. Juan Aredo, presidente de las Rondas Urbanas de Alto Trujillo, dijo que fue extorsionado por su propio yerno, de quien su hija ya se separó. Es común que los testimonios señalen a familiares como intermediarios de la extorsión, ya fuera por presión de los delincuentes o porque participan ellos mismos del delito.
Aredo contó que hay un centro de salud en Trujillo, con múltiples extorsionados, donde la presión funciona a través de familiares. Conoce el caso de un hombre a quien extorsionan dos yernos desde la cárcel de Chiclayo. Le piden 50,000 soles mediante mensajes por celular. En su caso, Aredo dejó a acceder a las extorsiones y ha pasado a decirle a los delincuentes que lo maten nomás, que él no les va a dar dinero. Esta actitud, que no es la de la mayoría de extorsionados, se explica en parte porque Laredo ha decidido ejercer un papel de dirigente, para lo cual no debe mostrar una actitud de doblegamiento ante el crimen.
Otro dirigente de las rondas prefiere hablar desde el anonimato y cuenta su experiencia cuando lo agredieron para exigirle el pago de un pequeño préstamo, de 300 soles. Un tercer dirigente, taxista por las mañanas y rondero por las tardes, relató que se negó abiertamente a pagar la extorsión, diciendo a los delincuentes que se defendería con las rondas. A su hermana también la quisieron extorsionar, exigiéndole 15,000 soles. Le recomendó que no pagara y ella resistió. De este modo viven temiendo que en cualquier momento puedan ser atacados, y, al mismo tiempo, confiando que su pertenencia a las rondas pueda disuadir a los delincuentes.
Un cuarto dirigente, Nobel Cruz, refiere que ha sido extorsionado doce veces. Decidió ir a la policía con los datos que obtuvo de los delincuentes. Han pasado seis años y aún el caso no está resuelto. La última vez los extorsionadores asaltaron su casa cuando había ido a dar parte a la policía. Aunque la policía no funciona Laredo les participa. Ha sido autoridad municipal de Alto Trujillo y organizador de las rondas urbanas.
Una señora, Liliana Rojas, busca infructuosamente a su madre, quien desapareció hace año y medio cuando iba a pagarle a una vecina. Ella misma, después de recurrir infructuosamente a la policía, buscó videos de vecinos que demostraron la hora en que salió de su vivienda y luego el momento en que ingresó a la de la vecina a la que fue a cobrarle, de donde jamás salió. El caso está paralizado y ella sigue reclamando. Otra mujer, del sector 4B de Alto Trujillo, refiere que un fumón violó a una chica de 15 años en un basural próximo a su casa (“la golpeó, la dejó inconsciente e hizo lo que quiso”) y la policía no quiso intervenir porque el violador no fue sorprendido en flagrancia. Las vecinas compraron pitos, hicieron un grupo de WhatsApp y capturaron al hombre, pero la policía les dijo que hacían algo ilegal.
Una señora de las Brisas de Huanchaco dibujó su casa durante la sesión. Dijo que allí se quedan sus hijos mientras ella sale a trabajar muerta de miedo. Tiene temor de que entren los ladrones, “Suelen hacerlo a las 10 u 11 de la mañana. Vivo muy preocupada, rogando a Dios que no lleguen”, dijo. Luego habla un dirigente de la ronda provincial de Trujillo. Los delincuentes lo han amenazado tres veces, pero seguirá trabajando, “así tenga que morir”. Un poblador explica que a su hija de 15 años le quitaron un celular y le cortaron la cara. La policía no les hizo caso. Otra señora refiere que hay tiendas y pobladores que tienen cámaras y pobladores que tienen cámaras, “¿pero de qué vale si la policía no llega a tiempo?” Añade que es necesario que la policía tenga más camionetas.
Otra mujer pide militares en vez de policías. Y narra el sinfín de veces que la han extorsionado: primero porque tenía una tienda, después porque su casa tenía tres pisos, luego porque tenía un terreno. Ha recibido sobres con balas y un explosivo estalló en su casa. En una ocasión se valió de un vecino para negociar con los secuestradores, ahora ya no paga nada.
CAUSAS Y SOLUCIONES
Para los pobladores de Alto Trujillo que participaron en los diálogos las causas de la inseguridad ciudadana son más bien inmediatas y proceden de la inoperancia estatal:
Desinterés de la policía
Aunque todos son conscientes de que la policía tiene poco personal y está deficientemente equipada, los pobladores tienen un reclamo mayor: no tienen sensibilidad hacia sus padecimientos. Cuando lo buscan no reaccionan rápidamente, ponen trabas a las denuncias, alargan procedimientos. Varios dialogantes dijeron que cuidaban más a los delincuentes que a los ciudadanos.
Falta de equipamiento y personal de la policía
Al mismo tiempo, la falta de recursos policiales es advertida como una limitación severa para combatir al crimen. “No tienen vehículos, nos piden para gasolina”, dicen.
Falta de leyes apropiadas para que las rondas actúen más efectivamente
Los pobladores expresaron preocupación por el marco legal para actuar como rondas urbanas.
Falta de unidad y coordinación
Las autoridades policiales y ediles no dialogan ni coordinan con los pobladores para actuar conjuntamente.
En cuanto a las soluciones, fueron en la misma línea de las deficiencias señaladas:
- Los deben salir a las calles en zonas tan peligrosas como Alto Trujillo.
- El gobierno permitir el funcionamiento de rondas civiles
- Las autoridades deben coordinar con las rondas en las funciones de seguridad.
- Los extranjeros ilegales deben ser expulsados.
CONSENSOS
Cuatro puntos de consenso fueron los siguientes:
- Fortalecimiento de las rondas como alternativa
- Militarización de la seguridad
- Expulsión de extranjeros ilegales
- Coordinación y enlace con las autoridades
DISENSIONES
- Ninguna disensión de importancia
PARTICIPANTES DESTACADOS
Sotero Ávila. Comerciante de papa del mercado La Hermelinda. Ha sido víctima de extorsión, le exigieron 50 mil soles para no atentar contra su vida y la de su familia.
Dayana Pino. Vecina, ha sido testigos de delitos y del actuar inoficioso de las autoridades que tienen por misión velar por la seguridad de la población.
Susan Cueva Lloja. Pobladora del Alto Trujillo testigo de violación de niña a manos de un fumón que fue entregado a las autoridades que decidieron liberarlo.
Omar Guevara Cipra. Dirigente de la base ronderil del barrio 3E del Alto Trujillo.
Dalila Lloja. Dirigente del barrio 3 del Alto Trujillo. Ha sido dirigente del club de madres y estuvo en comitiva pro gestión del distrito del Alto Trujillo. Vecina muy activa.
Celia Rodríguez Díaz. Testigo de delitos a diario. Exige la instalación de cámaras de seguridad para identificar a los delincuentes y capturarlos. La única que se opuso a la propuesta de renunciar a los derechos humanos.